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Estimada Comunidad Educativa:
La escuela, al igual que la familia, tiene un serio competidor para una formación global y responsable en niños y adolescentes: los medios de comunicación. |
Estos están implantándose en nuestra sociedad como la “nueva” estructura (Duch, 2007) en la que las generaciones más jóvenes se sienten reconocidos.
Desde ella se configura casi todo lo que piensa, siente y hace la mayoría de niños y jóvenes (valores, estilos de vida, información, moda, ocio, etc.), y ellos se sienten más identificados con la actual cultura mediática que con su familia, maestros y profesores. A la televisión, los famosos, las revistas de los famosos, Internet, la tendencia de la telefonía celular, etc., se les concede casi de modo mágico la capacidad de determinar las formas de pensar y de convivir.
Precisamente esta cultura (Gubern, 2003), por su fuerte poder de influencia en el universo simbólico de muchos ciudadanos en formación, está desempeñando una función social capaz de dar respuesta a una gran variedad de necesidades básicas, desde las cognitivas a las de entretenimiento, afectivas y de integración personal y social.
En cambio Educar en el ámbito escolar es:
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hacerse cargo del otro.
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ayudar a abrir los ojos para saber mirar.
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transmitir valores y convicciones.
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un acto de amor desinteresado y consiste en amar al otro para que sea otro.
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la tarea que crea vínculos con el alumno, lo atrae hacia el saber, hacia el aprendizaje que solo se genera a través de la confianza e inspira el deseo de aprender.
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despertar el interés del alumno por aprender y el maestro actúa como guía y ejemplo, que se hace cómplice del proceso de aprendizaje de cada alumno (Kouzes y Posner, 2008).
De ahí que educar no es una concesión ni una ley que se impone, es pasión, donación y entrega.
EDUCAR…
(Gabriel Celaya)
Educar es lo mismo
que poner motor a una barca…
hay que medir, pesar, equilibrar…
… y poner todo en marcha.
Para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino…
un poco de pirata…
un poco de poeta…
y paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar
mientras uno trabaja,
que ese barco, ese niño
irá muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá
nuestra bandera enarbolada.
Afectuosamente,
Patricia Aloe
Directora |